La idea de esta receta la he sacado de un blog que me gusta mucho, http://amiloquemegustaescocinar.com/. Tenía ganas de hacer unas albóndigas y me llamó la atención esta forma diferente de hacerlas. Normalmente en España se comen o con salsa (zanahoria, cebolla, guisantes..) o con tomate. Nunca las había probado al horno y ya es la segunda vez que las hago en poco tiempo. Además es una receta que suena a invierno, y aunque todavía no ha llegado lo peor del frío a estas tierras, no creo que falte ya mucho...
Ingredientes para dos personas: 250 gramos de ternera picada (se puede hacer con lo que se quiera, incluido pollo), 30 gramos de miga de pan, dos cucharadas de tomate concentrado (opcional), 2 o 3 patatas cocidas, unos tomatitos cherry a gusto, un huevo pequeño, medio vaso de caldo de carne o vino blanco, harina, romero fresco, almendras picadas, aceite de oliva, sal y pimienta .
Empezamos cociendo las patatas en agua, no dejaremos que se queden muy blandas porque después se terminan de hacer en el horno. Reservamos.
Mezclamos en un bol la carne, la miga de pan, el huevo y el tomate, sal y pimienta. Es mejor que batáis el huevo a parte y lo añadáis poco a poco, porque a lo mejor no se necesita uno entero, la masa no puede quedar demasiado líquida. Se forma una bola compacta.
Hacemos bolas pequeñas y enharinamos.
Freimos en un poco de aceite y movemos para que se hagan por todos los lados. Las dejamos sólo unos minutos para que se doren por fuera, el interior se termina en el horno.
En una fuente para horno ponemos las albóndigas, las patatas cortadas a cuartos, los tomatitos enteros o por la mitad. Salpimentamos todo, añadimos las almendras y el romero.
Metemos en el horno con calor arriba y abajo precalentado a 180-190 grados. A los 15 minutos se echa el caldo o vino (yo prefiero caldo). Dejamos otros 20-25 minutos más. De vez en cuando damos la vuelta a las albóndigas para que se hagan por todo los lados.
Riiiicooo, ¡qué aproveche!
Cocina natural, basada en ingredientes frescos y no refinados. Sencilla, y fundamentalmente española aunque con alguna aportación internacional.
domingo, 13 de noviembre de 2011
miércoles, 2 de noviembre de 2011
Sopa castellana o sopas de ajo
Esta sopa se ha hecho hasta la saciedad en casa de mis padres.. quizá por eso nunca le hice mucho caso. Sin embargo desde que tengo antojo de sopas, hace frío y he vuelto de comer comida castellana en Sepúlveda, no me la podía quitar de la cabeza... Otra receta española 100 % que hacer en Suiza, para que mi casa huela a España :-)
Es una sopa muy tradicional, de origen humilde, como muchas de las recetas castellanas que sin embargo hoy en día son muy valiosas. La base es pan, ajo y pimentón. No recuerdo si en otro momento os he puesto las propiedades del ajo, pero si es así, lo repito porque es un pilar nutricional indispensable. De todos modos tengo que aclarar que para que no pierda ninguna de sus propiedades hay que comerlo crudo o poco cocinado (lo sé, es difícil...)
Propiedades del ajo:
Sus componentes mayoritarios son el agua, los hidratos de carbono (24,3%) y la fibra (1,2%). En menor proporción, contiene proteínas (5,3%), grasas (0,23%) y minerales como cinc (1,1 mg/100 g), fósforo (134 mg), calcio (17,8 mg) y hierro (1,2 mg), y algunas vitaminas, entre las que destaca la vitamina C (14 mg) y en menor cantidad B1 (0,16 mg) y B2 (0,02 mg) e indicios de vitamina A.
El ajo goza de una reconocida fama como alimento saludable siendo una excelente alternativa natural al uso de fármacos gracias a la presencia de componentes antioxidantes ricos en azufre, como la aliína.
Esta sustancia, que en realidad no huele, en contacto con el oxígeno del aire, se convierte en alicina, responsable de su característico y penetrante olor.
A su vez la alicina se transforma en otros compuestos azufrados con interesantes propiedades terapéuticas.
Son innumerables las propiedades terapéuticas que se la han atribuido a través de los siglos, destacando las siguientes:
- Es el mejor antiséptico, antibiótico y antimicótico natural que existe. Por ello es un excelente aliado contra las infecciones.
- Es un excelente depurativo, ayuda a eliminar toxinas del organismo y contribuye a la formación y regeneración de la flora intestinal.
- Mejora la circulación de la sangre debido a su poder anticoagulante.
- Baja la fiebre.
- Reduce el nivel de grasas en la sangre, disminuye los niveles del colesterol "malo" (colesterol LDL) y protege el corazón y las arterias.
- Refuerza las defensas del organismo.
- Normaliza los niveles elevados de tensión arterial, por lo que debe estar presente en la dieta de hipertensos.
- Es muy útil en el tratamiento de infecciones estomacales.
- Es expectorante, por lo que resulta muy útil en afecciones respiratorias como asma, bronquitis aguda o crónica.
- Es antioxidante.
- Normaliza los niveles elevados de glucosa en sangre.
- Ayuda a regular la función tiroidea al ser rico en iodo, siendo especialmente útil en los casos de hipotiroidismo.
- Posee importantes efectos anticancerígenos.
- Ayuda a prevenir los efectos debilitantes del envejecimiento, así como cardiopatías y otros trastornos asociados a la edad avanzada.
- Por su poder virucida, es un eficaz antiverrugas.
Aunque su fuerte olor puede resultar desagradable, sus múltiples propiedades curativas y preventivas justifican los efectos antisociales.
En razón a todas sus propiedades curativas, el ajo es un excelente remedio natural que puede resultar muy útil en el tratamiento y la prevención de ciertos trastornos de salud.
Ingredientes para dos personas: pan duro (no sé la cantidad exacta lo hago a ojo), 2-3 dientes de ajo, 1-2 lonchas de jamón (en realidad es opcional), dos cucharadas de pimentón, agua o caldo de carne, una hoja de laurel (opcional), aceite, sal, y un huevo por persona.
Lo primero que hacemos es laminar el ajo, no es necesario que sea muy fino y partir el pan en cuadrados.
Es una sopa muy tradicional, de origen humilde, como muchas de las recetas castellanas que sin embargo hoy en día son muy valiosas. La base es pan, ajo y pimentón. No recuerdo si en otro momento os he puesto las propiedades del ajo, pero si es así, lo repito porque es un pilar nutricional indispensable. De todos modos tengo que aclarar que para que no pierda ninguna de sus propiedades hay que comerlo crudo o poco cocinado (lo sé, es difícil...)
Propiedades del ajo:
Sus componentes mayoritarios son el agua, los hidratos de carbono (24,3%) y la fibra (1,2%). En menor proporción, contiene proteínas (5,3%), grasas (0,23%) y minerales como cinc (1,1 mg/100 g), fósforo (134 mg), calcio (17,8 mg) y hierro (1,2 mg), y algunas vitaminas, entre las que destaca la vitamina C (14 mg) y en menor cantidad B1 (0,16 mg) y B2 (0,02 mg) e indicios de vitamina A.
El ajo goza de una reconocida fama como alimento saludable siendo una excelente alternativa natural al uso de fármacos gracias a la presencia de componentes antioxidantes ricos en azufre, como la aliína.
Esta sustancia, que en realidad no huele, en contacto con el oxígeno del aire, se convierte en alicina, responsable de su característico y penetrante olor.
A su vez la alicina se transforma en otros compuestos azufrados con interesantes propiedades terapéuticas.
Son innumerables las propiedades terapéuticas que se la han atribuido a través de los siglos, destacando las siguientes:
- Es el mejor antiséptico, antibiótico y antimicótico natural que existe. Por ello es un excelente aliado contra las infecciones.
- Es un excelente depurativo, ayuda a eliminar toxinas del organismo y contribuye a la formación y regeneración de la flora intestinal.
- Mejora la circulación de la sangre debido a su poder anticoagulante.
- Baja la fiebre.
- Reduce el nivel de grasas en la sangre, disminuye los niveles del colesterol "malo" (colesterol LDL) y protege el corazón y las arterias.
- Refuerza las defensas del organismo.
- Normaliza los niveles elevados de tensión arterial, por lo que debe estar presente en la dieta de hipertensos.
- Es muy útil en el tratamiento de infecciones estomacales.
- Es expectorante, por lo que resulta muy útil en afecciones respiratorias como asma, bronquitis aguda o crónica.
- Es antioxidante.
- Normaliza los niveles elevados de glucosa en sangre.
- Ayuda a regular la función tiroidea al ser rico en iodo, siendo especialmente útil en los casos de hipotiroidismo.
- Posee importantes efectos anticancerígenos.
- Ayuda a prevenir los efectos debilitantes del envejecimiento, así como cardiopatías y otros trastornos asociados a la edad avanzada.
- Por su poder virucida, es un eficaz antiverrugas.
Aunque su fuerte olor puede resultar desagradable, sus múltiples propiedades curativas y preventivas justifican los efectos antisociales.
En razón a todas sus propiedades curativas, el ajo es un excelente remedio natural que puede resultar muy útil en el tratamiento y la prevención de ciertos trastornos de salud.
Ingredientes para dos personas: pan duro (no sé la cantidad exacta lo hago a ojo), 2-3 dientes de ajo, 1-2 lonchas de jamón (en realidad es opcional), dos cucharadas de pimentón, agua o caldo de carne, una hoja de laurel (opcional), aceite, sal, y un huevo por persona.
Lo primero que hacemos es laminar el ajo, no es necesario que sea muy fino y partir el pan en cuadrados.
En un chorro de aceite de oliva calentamos el ajo hasta que se dore (que no se queme que se estropea todo), después añadimos el jamón troceado y por último el pan. Damos vueltas con una cuchara de madera para que mezclen bien los sabores.
Añadimos el pimentón pero retirando la cazuela del fuego para que no se queme (importante porque el pimentón quemado amarga mucho)
Cubrimos de agua o caldo de carne templado o frío (con caldo el sabor será más potente)
Dejamos cocer unos 20-30 minutos sin que rompa a hervir, por lo tanto lo tendremos a fuego bajo. Casi al final echamos un huevo por persona. El tiempo dependerá de si quieres que el huevo tenga la yema cuajada o no, también se puede romper la yema. Va a gustos.
Y así se ve, sopa castellana para el frío suizo ;-)
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